Érase una
Gallina que ponía
un huevo de
oro al dueño cada día.
Aun con
tanta ganancia mal contento,
quiso el
rico avariento
descubrir
de una vez la mina de oro,
y hallar en
menos tiempo más tesoro.
Matóla,
abrióla el vientre de contado;
pero,
después de haberla registrado,
¿qué
sucedió? que muerta la Gallina,
perdió su
huevo de oro y no halló la mina.
¡Cuántos
hay que teniendo lo bastante
enriquecerse
quieren al instante,
abrazando
proyectosa veces de tan rápidos efectos
que sólo en
pocos meses,
cuando se
contemplaban ya marqueses,
contando
sus millones,
se vieron
en la calle sin calzones.
(Felix
Maria de Samaniego)
Sería
imposible saber cuando el hombre empezó a recurrir al huevo como alimento, pero
es uno de los primeros y más antiguos conocido por los humanos. Ha desempeñado
siempre un papel destacado en la cultura, tradición y celebraciones de muchas culturas.
Como símbolo de fecundidad, rejuvenecimiento, abundancia, por su forma y
estructura ha tenido una influencia notable en arquitectura y otras disciplinas
artísticas. En un primer momento, el huevo provendría de una mera recolección
de diversos tipos de aves, para luego con posterioridad ir rodeándose de
algunas, que aun hoy nos proveen, entre las que podemos citar ocas, patos,
pintadas, codornices y gallinas, pero es sin duda esta última la más importante
en cuanto a cantidad de producción.
Gallos,
gallinas y pollos. (Manuel Dominguez).
El huevo es
un alimento de un indudable valor nutricional debido a su aporte proteico, pero
además goza de gran estimación por su versatilidad gastronómica, al igual que
por su sencillez y rapidez de preparación. Se deja elaborar de muy diferentes
formas, pasado por agua, duro, frito, escalfado, a la plancha, en tortilla,
revuelto, solo o acompañando prácticamente a todo tipo de alimentos y es
materia prima fundamental tanto en repostería como en la elaboración de todo
tipo de salsas.
Los
egipcios fueron el primer pueblo que empleó la avicultura con fines
alimenticios, gallinas y patos fueron especies que fijaron su atención hasta el
punto que incubaban sus huevos de forma artificial en lugares subterráneos
mediante el calor procedente de estiércol de camello. En la lengua de los
jeroglíficos el signo explicito del huevo significa el misterio de la vida. Su
simbolismo se parece al mito griego de la caja de Pandora. Se cree que el Dios
Osiris y su hermano Tifón, metieron todos los bienes y males del mundo en un huevo,
al romperse salieron del mismo dispersándose por el planeta.
Vieja
friendo huevos. (Diego Velázquez).
La
significación como símbolo de renacimiento y misterio de vida está fundamentada
en el mito del Ave Fénix que habitaba en el paraíso, de la espada del ángel que
desterró a Adán y Eva del edén, saltó una chispa que prendió el nido del ave,
haciendo que esta ardiera. Por ser el único animal que se negó a comer la fruta
prohibida, se le concedió el don de la inmortalidad y la capacidad de renacer
de sus cenizas. Cada vez que moría ponía un huevo del cual volvía a resurgir
siempre única y eterna, en definitiva, inmortal.
Para la
cultura judeocristiana el huevo pasó a ser el signo la resurrección de Cristo.
En Europa la primavera coincide con la Pascua, circunstancia que dió origen a
la costumbre de que llegada esta, los huevos se pintaban y coloreaban para
regalarlos. Durante estas fechas el fervor por los huevos estallaba, tanto en
la cocina como en los regalos entre familiares, compañeros y sirvientes. Como
su conservación durante la Cuaresma era difícil, fue corriente bañarlos en cera
liquida, creándose entorno al huevo una fina capa que lo protegía, ayudaba a
conservarlo y mantenerlo durante más tiempo fresco, ahí surgió el habito de
colorearlos y decorarlos con ceras. Costumbre que se ha mantenido hasta la
actualidad sobre todo en los países del Este y Centroeuropa. En algunos de
estos países los huevos se decoran el Jueves Santo y se rompen el Domingo de
Resurrección. La cáscara representa el sepulcro de Cristo y su ruptura
simboliza su resurrección. Este arte decorativo se ha convertido en una
tradición que ha dado lugar a un sinfín de diseños, dibujos y técnicas. Los más
afamados y costosos del mundo son los Fabergé, creados para el Zar Nicolás de
Rusia, son pequeñas piezas de joyería de un valor artístico y material
inigualable que las convierte en piezas muy valoradas. Artísticamente el huevo
también ha tenido su importancia en la elaboración de pinturas al temple o
temperas, utilizadas por los egipcios para decorar los sarcófagos y por los
pintores de la Edad Media y Renacimiento, Miguel Ángel las utilizo para pintar
la Capilla Sixtina.
Los huevos de gallina son áureos no por su
composición, en la que por supuesto no interviene el oro, sino por sus
proporciones y geometría. El numero de oro, es un valor o razón que en teoría
indica la relación proporcional más estética y equilibrada que deben de cumplir
dos dimensiones desiguales entre si. Valorado desde la antigüedad en el mundo
del arte, la arquitectura, pintura, escultura, o música como criterio de
composición. De hecho se ha observado su presencia en muchos elementos de la
naturaleza, como la espiral de los caracoles o la disposición de los pétalos en
las flores. El número áureo se manifiesta de una forma precisa en el huevo de
gallina, su forma le confiere unas mágicas propiedades, como la capacidad de
aguantar sin romperse, aplicando fuertes presiones perpendicularmente en sus
extremos, porque las fuerzas se distribuyen y equilibran como en los arcos y
cúpulas arquitectónicas.
Niño
geopolítico observando el nacimiento del hombre nuevo. (Salvador Dalí).
Probablemente
la historia más conocida entre las que han sobrevivido en nuestra literatura,
teniendo como protagonista a un huevo, sea la del “huevo de Colon”. Cuenta como
Colon desafió a alguno de sus críticos a que fuesen capaces de mantener un
huevo erguido sobre alguno de sus extremos. Después de varios intentos
infructuosos, él mismo casco un huevo sobre la mesa, y contestando a las
criticas sobre la simpleza de su procedimiento, respondió: “ya lo sé, pero era
necesario que a alguien se le ocurriera”.
Quisiera
cerrar este artículo con la fábula del griego Esopo de la conocida gallina de
los huevos de oro. Un granjero y su esposa tenían una gallina que ponía un
huevo de oro cada día. Supusieron que la gallina debería de tener un gran trozo
en su interior, y para tratar de obtenerlo de una sola vez, la mataron.
Encontraron para su sorpresa que la gallina no se diferenciaba en nada de sus
congéneres. El par de ingenuos, esperando llegar a ser ricos de una sola vez,
se privaron para el futuro de su sustento diario, el huevo de oro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario