LA MANZANA DORADA.

Te lanzo una manzana: y tú, si accedes a quererme,
acéptala y entrégame a cambio tu virginidad.
Pero si piensas lo que ojalá no pienses, tómala igualmente
y reflexiona qué efímera es la mocedad.
(Platón)
Desconocemos el origen exacto del manzano, unos lo sitúan en China, otros en Trapisonda, en la Turquía asiática a orillas del Mar Negro. En lo que parece que todos están de acuerdo es que se trata de un árbol silvestre, pero el hombre pronto lo cultivó perfeccionándolo y llevándolo en sus movimientos migratorios por Asia, Europa, África y finalmente América. El nombre actual de su fruto, la manzana, proviene del latín. Aunque esta lengua tenía una palabra “poma” con el significado de manzana que ha dado lugar a algunos términos en las lenguas romances, de los cuales el más evidente es el francés “pomme”. No obstante dicho vocablo cayó en desuso prefiriendo el sinónimo “mattiana” forma plural de (malum) mattianum, es decir, (manzanas) de Mattius, nombre de una variedad de manzana llamada así en honor de un injertador romano llamado Matios o Mato, que consiguió las mejores manzanas gracias a los injertos, y fue el que dio el nombre de "manzana" a la fruta del manzano.
Sus connotaciones y su simbología son enormes, en la mitología griega y romana las manzanas son símbolo de amor y belleza. La diosa griega Atalanta se negó a casarse a menos que el pretendiente pudiese derrotarla compitiendo en una carrera. El joven Hipomenes aceptó el desafío contando para ello con la ayuda de Afrodita que le proporcionó tres manzanas de oro que el joven fue arrojando al paso de la diosa, logrando con ello retrasar a Atalanta que se detuvo a recogerlas, perdiendo la prueba por lo que se convirtió en su esposa.
Hipomenes y Atalanta. (Jacob Peter Gowy)

No acaba aquí ni muchísimo menos las referencias a las manzanas en el mundo clásico. En el occidente extremo se hallaba el jardín de las Hespérides, que era el huerto de la diosa Hera, en él crecían en un solo árbol manzanas doradas que otorgaban la inmortalidad. Hera situó en este jardín un dragón de cien cabezas que nunca dormía llamado Ladón, como medida de defensa adicional, para que no fueran sustraídas las doradas frutas. El undécimo trabajo de Heracles fue robar las manzanas de este jardín.
Cuenta otro relato mitológico que Zeus preparó un banquete para festejar la boda de Peleo y Tetis, pero en la lista de invitados no incluyeron a Eris, diosa de la discordia. A pesar de todo acudió lanzando entre los invitados una manzana dorada con la inscripción “para la más bella”. Tres diosas pretendieron la manzana para sí, Hera, Atenea y Afrodita. Zeus dispuso que Paris de Troya zanjase quien debía ser la justa poseedora de la manzana. De este modo cada una de las diosas ofreció a Paris un regalo. Hera le prometió que le otorgaría poder sobre los hombres, Atenea le concedería sabiduría y por ultimo Afrodita le aseguró el amor de la mujer más bella del mundo, Helena. Paris opto por Afrodita y Helena abandonó a su esposo, Menelao, precipitando y dando lugar de esta manera a la guerra de Troya. Así, la “manzana de la discordia” se convirtió en expresión para aludir al foco, meollo o quid de un argumento, o para un asunto menor que podía llevar a una gran disputa. Afrodita, diosa del amor y del placer sexual, se la reproducía con una manzana en la mano. Probablemente esto fue recogido por diferentes pueblos y terminó plasmado en la Biblia. Símbolo de la Tierra en la iconografía cristiana por su redondez, lo es de las tentaciones terrenales por su bello color y gusto dulce, de ahí su aparición en las figuraciones del pecado original.
Entre los pueblos celtas, el manzano era uno de los siete arboles sagrados. Para ellos era símbolo de inmortalidad, perfección y pureza. Sus flores eran el signo del amor y la fertilidad, siendo ofrendadas a sus dioses, ya que habían observado que el manzano se desarrolla en plena armonía con el ritmo anual del sol como ningún otro árbol.
En la mitología nórdica las manzanas doradas conceden la inmortalidad a los dioses. Idunn, la diosa de la primavera, es la encargada de custodiar las manzanas de oro. Era la encargada de llevar la ración diaria de las mágicas frutas a los dioses, para que se mantuvieran siempre jóvenes. En una ocasión Idunn fue secuestrada por un gigante y los dioses comenzaron a envejecer de forma acelerada. Una vez liberada la diosa de la primavera, los dioses recuperaron su aspecto juvenil y su inmortalidad.
En la religión cristiana tiene un significado y simbolismo crucial. Dios creó a Adán y Eva, los ubicó en el paraíso y les dijo que podían hacer lo que quisieran, excepto una cosa, comer del “árbol de la sabiduría”. Los jóvenes tenían la expresa prohibición de comer del fruto del “árbol del conocimiento del bien y del mal” y se les explicó que si desobedecían a su padre celestial, morirían. Sucumbieron a la tentación de comer el fruto prohibido, imagen representada en la iconografía cristiana por una fabulosa manzana. Este fue el camino del hombre hacia la mortalidad. Ambos fueron alejados del árbol de la Vida; ella fue condenada a “parir con dolor” y él a “obtener el pan con el sudor de su frente”. Por comer del árbol de la ciencia del bien y del mal se castigará al hombre a una vida de sufrimiento y arduo trabajo,
El recorrido de la manzana por la historia es largo, los que nos dará la oportunidad, de volver a sumergirnos en una próxima ocasión en su dorado universo. Que sigas siendo fuente de sabiduría y belleza.


"La manzana de la discordia". Origen de la guerra de Troya.

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