JAMES Y EL MELOCOTON GIGANTE.

..........Y ya llego el fin de mi canción:
Son estos platos lo mejor entre un millón,
pero sin dudarlo yo daría
miles de ellos cada día,
por un único y solo bocado
de este melocotón amado.
( Roald Dahl )


James y el melocoton gigante

“James and the giant peach”, conocida también en España como “James y el melocotón gigante” es un libro escrito por Roald Dalh del cual se existe una película de Walt Disney producida en 1996 por Tim Burton y dirigida por Henry Selick.


James y el melocoton gigante 

James es un niño huérfano que vive con sus malvadas tías que lo maltratan sin cesar. En el jardín hay un melocotonero que no da frutos y lleva así muchos años. Cierto día un extraño personaje ofrece a James unos polvos mágicos. Accidentalmente caen en la tierra al lado del árbol y al día siguiente surge entre sus ramas un melocotón que comienza a crecer de forma desproporcionada hasta convertirse en un enorme fruto, más grande que el propio James. Sus tías, aprovechándose del fantástico suceso, se lucran cobrando a todo aquel que desea ver el fenómeno. Un día en que el hambre acuciaba a nuestro protagonista, éste come la jugosa carne del fruto hasta que llega a su semilla del interior; allí descubre perplejo, un habitáculo con unos moradores sorprendentes: un saltamontes, una araña, una mariquita, un gusano de seda, una luciérnaga...etc. Con estos personajes, James habrá de vivir unas fabulosas aventuras cuando el melocotón cae rodando al suelo hasta dirigirse al mar donde efectuarán una fantástica travesía.


James y el melocoton gigante II.

GINGER JARS

"El arte es la única forma de actividad por la cual el hombre se manifiesta como verdadero individuo". (Marcel Duchamp).


Desde tiempos inmemoriales la cerámica china ha prestado especial cuidado a los “ginger jars”, tarros o frascos utilizados para almacenar, transportar y exponer para su venta el jengibre. Elaborados en diversos tipos de materiales y decorados con muy diferentes motivos estos frascos tenían en común una forma parecida, con una boca ancha, un cuerpo globular y una cúpula en forma de tapa. La utilización de los caracteres chinos de “doble felicidad” que aparece en muchos de ellos nos sugiere que se les regalaba en ocasiones especiales como las bodas, y estaban destinados para durar toda la vida. Es común encontrarlos decorados con flores de melocotonero, árbol de significación muy especial en la mitología china. Se cree que estos tarros eran llenados no solo con jengibre sino también con dulces o té y obsequiados para Año Nuevo, para ser devueltos una vez vacios. Sus colores y motivos decorativos no eran caprichosos, sino que estaban cuidadosamente elegidos representando y simbolizando diferentes aspectos. Así los amarillos están destinados como regalo al Emperador ya que este es su color y con inscripciones de deseo de larga vida y salud, como corresponde al jengibre. Los de color rojo simbolizaban el deseo de felicidad y prosperidad para el receptor. Los blancos estaban destinados especialmente para las bodas, llevando el del novio como motivo un dragón y el de la novia un Ave Fenix con una significación de deseo de fecundidad para la nueva pareja. En definitiva ha sido el jengibre el que ha motivado que hoy nos deleitemos con estas magnificas piezas del arte chino, que hoy se han extendido por todo el mundo.





MELOCOTON, MANJAR DE TERCIOPELO.

"Si me das un melocotón, te corresponderé con una ciruela". (Proverbio chino).

El melocotón es originario de China, aunque su nombre científico “Prunus pérsica” puede inducirnos a pensar en un origen persa del mismo, de donde se creía que procedía en un principio, de ahí dicha denominación. A Persia llegó a través de las primeras rutas comerciales, motivo por el que en ocasiones, haya sido conocida como fruta pérsica. La palabra melocotón procede del latín “malum cotoneum”, que en realidad significaba, membrillo. Al parecer esto se debe a que las variedades más resistentes a las plagas se conseguían injertando el melocotonero en un membrillo. También es conocido con el nombre de durazno, llamado así por que su piel es más dura que la de otras especies del genero “prunus” como la ciruela o el albaricoque, término empleado principalmente en América latina, aunque aparece documentado en español antes que el de melocotón y como tal lo recoge el diccionario de la Real Academia Española de la lengua.



Porcelana china. "Los ocho inmortales"

En Oriente, esencialmente en China y Japón no solo ha sido conocido como fruta habitual sino por las muchas leyendas y tradiciones populares que ha generado. En la mitología China, el melocotón era consumido por los inmortales, pues según sus creencias entre sus místicas virtudes poseía la de conferir longevidad a todos los que lo comieran. Yu Huang o el Emperador Amarillo, santo principal de todos los taoístas, tenía una esposa llamada Xi Wangmu, igualmente conocida como la Reina Madre del Oeste, que garantizaba la vida eterna de los inmortales alimentándoles con los melocotones de la inmortalidad. Se dice que los que vivían en el palacio de la Reina madre del oeste realizaban un fantástico banquete llamado “Pantao Hui” o el “Festival de los melocotones”, esta impresionante celebración se efectuaba cada seis mil años, puesto que el melocotonero daba hojas una vez cada tres mil años y su cosecha tardaba en madurar otros tres mil. A esta fiesta tuvieron ocasión de asistir “Los ocho inmortales” grupo de deidades de la mitología China, el citado hecho es relatado en una de las obras más importantes de la literatura China “Los ocho inmortales cruzan el mar”. Uno de estos dioses Zhang Guo Lao, conocido también como “Maestro del profundo conocimiento”, es a menudo representado portando un melocotón de la inmortalidad. Las estatuas de marfil que representan a los siervos de Xi Wangmu sostienen frecuentemente tres melocotones. En la antigua China la palabra melocotón, debido a su suave textura al tacto y su delicioso sabor, era utilizada para referirse a una joven prometida, expresión que ha permanecido en muchas culturas como una forma de definir a las jóvenes bonitas, “esta como un melocotón”. A la madera de este frutal los chinos le atribuyen el poder de proteger contra los malos espíritus.

En Japón el protagonista de uno de los relatos tradicionales más populares es Momotaro. Cuenta la leyenda que una pareja de ancianos que no podía tener hijos, un día fueron bendecidos con un niño nacido de un melocotón gigante que encontraron flotando en un rio. Le pusieron de nombre momo que significa en japonés durazno o melocotón y taro que en dicho idioma define la condición de varón quedando por lo tanto bautizado como Momotaro. Cuando se hizo mayor se convierte en un gran héroe y adopta la decisión de recuperar un tesoro que se halla en isla de los demonios, acabando con ellos y salvando a los aldeanos del lugar de sus maldades. Desde entonces “el niño melocotón” es uno de los héroes históricos de los nipones. En Japón, la flor del melocotonero simboliza la virginidad.

Son muchos los postres que podemos realizar con esta fruta, pero quizás el más famoso de todos sea el melocotón Melba. Fue Auguste Escoffier, uno de los más reputados cocineros de finales del siglo XIX quien lo ideó y dedicó a la soprano australiana Nellie Melba. En una ocasión tuvo la fortuna de ofrecerle una comida y fue cuando aprovechó la ocasión y le sirvió en una gran fuente de plata, un cisne tallado en un gran bloque de hielo; entre las alas puso los melocotones pochados en almíbar, reposando sobre una cama de helado de vainilla y cubiertos con un velo de azúcar hilado. El resultado fue sorprendente y Madame Melba se mostró muy satisfecha con la generosidad de Escoffier. Tiempo después, volvieron a coincidir en el Hotel Ritz de París, y en el transcurso de una conversación, ella le recordó su inspiración gastronómica; para entonces, el chef había constatado que los melocotones simplemente acompañados de helado no le convencían y pensó que algo les faltaba. Ese algo fue el delicado perfume de las frambuesas frescas. El conjunto del helado a la vainilla, los melocotones y la frambuesa fue la solución al problema.



Melocotones, (Claudio Bravo)

No debemos olvidarnos de una de las características más destacadas del melocotón, su aroma. Su agradable fragancia, hace que se utilice en multitud de cosméticos, champús, cremas corporales, suavizantes capilares, cremas hidratantes y perfumes.

Que tu delicado sabor, tu atractivo aroma y tu aterciopelada piel continúe siendo motivo de nuestra incondicional admiración.

LA MAFIA SE SIENTA A LA MESA.

“La mujer es un manjar digno de dioses, cuando no lo cocina el diablo.” William Shakespeare (1564 - 1616)


Pocos saben que los "padrinos" de la Mafia preparan los menús de sus ágapes con el mismo esmero que sus crímenes. Ya desde sus comienzos, la Honorable Sociedad se ha reunido en torno a los manteles para festejar aniversarios o éxitos, urdir estrategias... o poner fin a los días de algún miembro de la Familia. En La Mafía se sienta a la mesa se describen las comidas que ocupan un lugar preeminente en la gastronomía mafiosa, como la organizada para preparar el desembarco de Garibaldi en Marsala en 1860 o la que celebraba la toma del Bronx por Maranzano. Así, entre bocado y bocado, los nombres de Mussolini, Roosevelt o Churchill se mezclan con los de don Vito, Calogero Vizzini o Lucky Luciano en este suculento libro, que, para satisfacción de los gourmets, ofrece los menús, las recetas y los vinos de los festines mafiosos más relevantes.


EL JENGIBRE, RAIZ DE LA VIDA.

"Soy el niño de jengibre por la boca tengo miel, por los ojos tengo pasas, y con ellos puedo ver". ( Cancion popular de Puerto Rico ).

El jengibre es una planta procedente de las zonas tropicales del subcontinente asiático. Su nombre proviene de un vocablo sánscrito “sringavera” que significa en forma de cuerno. Tiene un aroma cálido, con notas frescas de madera y un fondo dulce, con sabor agrio, picante y ligeramente amargo. Tubérculo ramificado con forma de mano, a cuyos apéndices denominamos rizomas, siendo estos la parte fundamental de la planta desde el punto de vista culinario.


El consumo de esta raíz, lo llevamos a cabo de forma natural, deshidratada en forma de polvo o bien confitada. No solo es un condimento muy valorado sino que además ha sido utilizado con fines curativos desde hace miles de años. Tanto en la medicina natural de la India como de China el lugar que ha ocupado a lo largo de la historia ha sido muy importante. Los textos médicos de China del siglo IV a.C. sugieren que el jengibre es positivo para el tratamiento de náusea, diarrea, dolores de estómago, cólera, dolor de dientes, hemorragias y reumatismos. El jengibre fue empleado por los herbolarios chinos para tratar una variedad de enfermedades respiratorias, incluyendo tos y las primeras etapas del resfriado. Su influencia en la comida china, le adjudicó la categoría de yang, o comida picante, la cual equilibra la comida fría, o ying, para crear armonía. En la India lo consideraban un purificador físico y espiritual que se utilizaba en las celebraciones religiosas porque les dejaba un olor dulce y, por lo tanto, presentable para los dioses.

Los comerciantes árabes transportaron la raíz de jengibre de China a la India para ser utilizada como condimento en alimentos de la antigua Roma y Grecia, y según los registros de impuestos del siglo II d.C., se muestra que el jengibre era una importante fuente de ingresos para la tesorería romana. Después de la pimienta, era el jengibre la segunda especia preferida de los romanos. Los antiguos griegos adoptaron el jengibre como auxiliar digestivo y lo comían envuelto en pan, de ahí proviene el actual pan de jengibre, elaborado como una galleta, aromatizado con dicha especia y que tiene a veces formas singulares: corazones, casas e incluso con formas humanas. Tradicionalmente son elaboradas en casa aunque se pueden localizar en casi todos los supermercados del norte de Europa, donde gozan de mucha popularidad. Es costumbre servirlas a los invitados en época navideña.

El Corán, narra que en el Jardín de las Delicias, los musulmanes justos, que por estar muertos, no son espíritus puros, encontrarán jengibre para honrar a las huríes. Tal como establece una de las suras del libro sagrado “una mezcla de vinos exquisitos aromatizados con jengibre es su bebida”.

En la cocina medieval europea, el jengibre desempeño un papel de gran importancia en el conjunto de especias utilizadas. En Francia su uso fue copioso en relación a otros países, debido esencialmente a que, en la cocina medieval francesa, existía un gusto mayor por los sabores ácidos que queda manifestado en los libros de recetas. Enrique VIII apreciaba mucho el jengibre y sus poderes curativos y así lo atestigua una receta que envió al alcalde de Londres como remedio contra la peste. A través de los árabes llegó a Europa el jengibre confitado, que se elaboraba y aún se sigue haciendo en los países asiáticos, exponiéndose para su venta en grandes tarros de porcelana, los “ginger jars”. Como en 1553 el jengibre seguía siendo muy caro, Nostradamus recurrió a elaborar este confite con la raíz del cardo azul de las dunas y las perfumó con un trozo de jengibre, de esta forma se economizaba bastante.


Ginjer jars

El jengibre fresco no solo es muy utilizado en las gastronomías orientales aromatizando salsas, carnes, pescados, mariscos, pollo, casería, arroz, sopas, sino que también se usa en mermeladas, frutas confitadas y golosinas.

En Japón se emplea marinado para acompañar al sushi y el sashimi, y en Occidente, el jengibre molido se utiliza para aromatizar, pasteles, pan de especias y compotas. El jengibre hay que usarlo con cuidado ya que es muy fuerte de sabor, algo picante y muy aromático, lo que significa que al utilizarlo debemos ir probando hasta conseguir el sabor deseado, tiene como peculiaridad que a medida que lo cocinamos se torna agradable, perdiendo su sabor picante, pero nunca su aroma. En muchos casos el aceite de esencia de jengibre se emplea en la fabricación de cervezas y bebidas gaseosas, entre estas últimas ocupa un lugar destacado el ginger ale.


En definitiva, el jengibre es uno de los más importantes condimentos, no sólo por su uso gastronómico sino también por sus propiedades medicinales, las cuales hemos ido descubriendo a través de los años, considerándolo durante mucho tiempo “raíz de la vida”.