DIETA MEDITERRANEA, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.

"Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como un mendigo". (Refranero).




Durante los primeros días de esta semana ha tenido lugar en nuestro municipio el “4º Encuentro Internacional de Cocina del Mediterráneo”, más concretamente en el Centro de Industrias del Ocio. Este importante evento se ha ido consolidando en los últimos años, proporcionando un escenario eficaz para el intercambio de conocimientos e ideas en el ámbito de la gastronomía mediterránea. En el acto inaugural D. Jose Gutierrez director general del Consorcio CIOMijas, y estando a la espera de la decisión de la Unesco expresó un deseo: “La Dieta Mediterránea debe ser patrimonio de la humanidad”.

Un deseo que se ha hecho realidad. Después de cuatro años intentándolo ante la organización internacional de la Unesco, la Dieta Mediterránea ha logrado su reconocimiento como patrimonio inmaterial de la humanidad. Para la Unesco, la Dieta Mediterránea "es un conjunto de competencias, conocimientos, prácticas y tradiciones relacionadas con la alimentación humana, que van desde la tierra a la mesa, abarcando los cultivos, las cosechas y la pesca, así como la conservación, transformación y preparación de los alimentos y, en particular, el consumo de éstos". No obstante, lo que ha valorado especialmente la organización internacional a la hora de pronunciarse, ha sido visualizar la Dieta Mediterránea como "un modelo nutricional que ha permanecido constante a través del tiempo y del espacio".

Los actores principales de la Dieta Mediterránea son el aceite de oliva, los cereales, las frutas y verduras frescas o secas, una proporción moderada de carne, pescado y productos lácteos, y abundantes condimentos y especias, cuyo consumo en la mesa se acompaña de vino o infusiones, respetando siempre las creencias de cada comunidad.

También se ha tenido en cuenta que la Dieta Mediterránea no sólo está vinculada al acto del buen comer, sino que "es también un elemento cultural que propicia la interacción social, habida cuenta de que las comidas en común son una piedra angular de las costumbres sociales y de la celebración de acontecimientos festivos". De hecho, el origen de las palabras “dieta mediterránea” provienen del griego “diaita”, que significa “modo de vida”. En este sentido, la Unesco estima que "la Dieta Mediterránea ha originado además un conjunto considerable de conocimientos, cantos, refranes, relatos y leyendas. Está arraigada en una actitud de respeto hacia la tierra y la biodiversidad y garantiza la conservación y el desarrollo de actividades tradicionales y artesanales vinculadas a la agricultura y la pesca en muchas comunidades de países del Mediterráneo. Las mujeres desempeñan un papel fundamental tanto en la transmisión de prácticas y conocimientos específicos sobre rituales, gestos y celebraciones tradicionales, como en la salvaguardia de técnicas".

A lo largo de milenios los pueblos mediterráneos han sedimentado hábitos propios y reconocibles que trasladan a la mesa culturas y paisajes diferenciados y singulares. Iberos, celtas, griegos, romanos, bárbaros y árabes, todos han contribuido a establecer la actual “trilogía mediterránea” de pan, aceite y vino. Desde el Próximo y Medio Oriente llegaron al Mediterráneo los cereales, las legumbres, la zanahoria, la cebolla, los ajos, la ciruela, el melocotón, el cerezo, el albaricoque, el manzano, el peral, el nogal, el avellano y el castaño. De Europa provienen la remolacha, la achicoria, la col y los espárragos, del Lejano Oriente, los garbanzos, el sésamo, el pepino, la berenjena, la mostaza, la albahaca, los cítricos, el mijo de India, del Sudeste asiático y Oceanía el arroz, la pimienta, el sésamo, el cardamomo, el jengibre, la albahaca, el pepino, la caña de azúcar, de África, el melón, la sandía, los dátiles, y de América, el maíz, la judía, la patata, el tomate, el pimiento, el calabacín, la calabaza. Pocas comidas mediterráneas serían imaginables sin estas aportaciones que han configurado uno de los modelos alimentarios más saludables del mundo.


Pirámide alimenticia de la Dieta Mediterránea

La ciencia moderna ha puesto de manifiesto en la segunda mitad del siglo XX el carácter excepcional del estilo de vida mediterráneo y su influencia en la salud de la población. Los beneficios para la salud de la Dieta Mediterránea fueron inicialmente descritos en los años 1950-60 por el Dr. Ancel Keys y colaboradores en el “Estudio de los siete países” donde relataba el papel de esta dieta en las enfermedades coronarias. Los hábitos alimentarios en el área mediterránea llamaron la atención como consecuencia de la constatación de que en los países mediterráneos la incidencia de enfermedades coronarias era significativamente menor que en otros países del norte de Europa.


Puso la ciencia al servicio de un acervo milenario, el Dr. Keys confirmó científicamente que el saber acumulado a lo largo de decenas de siglos, ese estilo de vida, esa dieta mediterránea, era buena para la salud, para un envejecimiento óptimo y para una mayor longevidad. Hipócrates, que practicaba ese estilo de vida, dos mil cuatrocientos años antes orientaba sus esfuerzos en la misma dirección: “Debemos procurar que la gente muera joven lo más tarde posible”.


Ahora, la inscripción de la Dieta Mediterránea en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial permitirá su protección, conservación y transmisión, salvaguardar y proteger este legado histórico y cultural, además de favorecer el mantenimiento de un patrón alimentario saludable e impulsar los beneficios sociales de desarrollo rural sostenible, como el mantenimiento de la población en el territorio y la conservación de los paisajes característicos. Asimismo, representa una oportunidad de incremento de las ventas y el valor añadido de los alimentos y la cocina española, gracias a la sinergia con otros sectores como el turismo, la cultura, la salud y la gastronomía. Este reconocimiento a toda una herencia gastronómica y cultural que identifica un estilo de vida tan arraigado en Andalucía abre nuevos horizontes a nuestros productores, a nuestras empresas agroalimentarias y a nuestros profesionales de la hostelería. A partir de este momento la asociación entre dieta mediterránea y vida saludable ha obtenido un importante aval en todo el mundo. Debemos felicitarnos y nos felicitamos.