"El amor entra por el estomago". (Refranero).
Para la mayoría de los humanos, dos de los grandes placeres de la vida
son la comida y el sexo. Si esto es así ¿por qué se habla tanto de comida y tan
poco de sexo?En respuesta a esa pregunta, el autor de este epistolario ha
tenido la gran idea de combinar acertadamente, en unos relatos cortos, la
comida y el sexo. Treinta relatos, redactados en forma de cartas a hipotéticas
amantes, en las que a través de situaciones inverosímiles pero que a cada uno
de nosotros nos gustaría haber vivido, rememora unas historias supuestamente
acaecidas que enganchan al lector desde el primer momento, en las que la
preparación de una comida y el disfrute gastronómico de saborear un plato están
impregnadas de un erotismo desbordante.Cada relato viene acompañado de una
receta que se corresponde con el plato que se menciona. Recetas que se
representan en forma diagramada para su mejor comprensión y fácil realización. De
postre, rodajas de mango verde con polvo de azúcar y sal, mermelada de pétalos
de rosa y crema de chocolate con avellanas"de tus pezones, erectos por el
agua fría de la ducha, caían gotas de agua como verdaderas estalactitas. No
pude evitar acariciarlos con la izquierda, mientras con la derecha seguía
mezclando los ingredientes. Me comentabas la forma fálica de las zanahorias,
que mordisqueabas lascivamente de vez en cuando. Esa noche, durante la cena con
mis anfitriones, no dejaba de pensar en esos granos rojos de granada que te
llevaste puestos en tu braguita. Rodeaste mi cintura con tus largas piernas y
acariciaste mi espalda con tus pechos enjabonados"….
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