Las veladas lirico-gastronómicas que
espontáneamente se organizan por las noches entre los clientes famosos del
restaurante El Pimiento Verde han sido la fuente de inspiración del director
Albert Boadellla para poner en marcha esta producción teatral, El Pimiento
Verdi.
La obra de Albert Boadella, que conmemora el
bicentenario de los nacimientos de los músicos Giuseppe Verdi y Richard Wagner,
se desarrolla en la taberna El Pimiento Verdi en homenaje al restaurante
madrileño El Pimiento Verde (con sedes en Lagasca, 46, Quintana, 1 y Príncipe
de Vergara, 60). La propuesta culinaria del local, que abrió sus puertas en
1998, centrado en la cocina vasca, incluye platos como croquetas de chipirón,
bacalao, revuelto de boletus y langostinos, chuletón, merluza o chipirones
encebollados. Hay mucho acento en las verduras; las alcachofas son divas en la
carta y los pimientos que han seducido –según propia confesión- al director y
actor catalán, ya muy madrileñizado y frecuentador de veladas gastronómicas con
otros artistas y compañeros del mundo escénico. Esos encuentros son
ingredientes básicos del menú argumental que ha cocinado en su nuevo montaje el
director de los Teatros del Canal.
Muchas noches, tras las cenas, clientes del
mundo de la ópera, el cine, la literatura o la política que frecuentan este
restaurante se animan de forma espontánea a tocar el piano y surgen sobremesas
líricas que se prolongan hasta la madrugada. En estas sesiones gastromusicales
se mezclan con los clientes habituales escritores, actores, cantantes y
políticos. Entre los frecuentadores conocidos figuran Aitana Sánchez-Gijón,
Candela Peña, Willy Toledo, Fernando Sánchez-Dragó e incluso la expresidenta de
la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre. La atmósfera de este local al que es
adicto el fundador de Els Joglars ha sido precisamente su inspiración.
El Pimiento Verdi discurre en una taberna y el
protagonista (interpretado por el barítono Luis Álvarez), se llama Sito, en
homenaje al propietario del restaurante, Sito Lecanda. Otros personajes que
toman la escena, como el pianista-camarero, tienen su réplica real en el
restaurante. Del mismo modo que allí la clientela guisa tertulias con sus
aficiones, en el escenario teatral los personajes amantes de las óperas
verdianas defienden en la obrasus gustos musicales y cantan frente a sus
competidores wagnerianos.
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