UN FESTÍN PARA EL REY.

“Los malos hombres viven de lo que pueden comer y beber, mientras que los hombres buenos comen y beben de lo que les permita vivir” Sócrates (470 a.C. - 399 a.C.)



Belinda Rodik se basa sobre todo en la vida de los cocineros más creativos y famosos del siglo XVII, Pierre la Varenne y Marc-Antoine Careme, para la creación de su protagonista, Nikolaus Pirment, un hombre que en su primera juventud conoció de primera mano las hambrunas provocadas por la Guerra de los Treinta Años y que en esos momentos decidió dedicarse a la gastronomía. La suya es una rápida carrera de ascensos que permite a la autora mostrar la extraordinaria consideración social de los cocineros en la corte, incluso su valor político, y mostrar algunas curiosidades respecto a lo que se comía en esa época. El duro aprendizaje, las rivalidades entre cocineros o las convenciones sociales en las cortes europeas son otros aspectos mostrados mediante una novela de buen ritmo narrativo.

Esta obra añade a la fiel reproducción de la época y ambiente, la curiosidad que suponen algunas recetas muy originales reseñadas en la novela.

En 1635, cuando nace Nikolaus Pirment, la Guerra de los Treinta Años está en su apogeo, y una de las más dramáticas consecuencias que ésta tiene sobre la población civil es el hambre, que lleva incluso a desencadenar episodios de canibalismo. Aún bajo el azote de la guerra, Nikolaus entra en una escuela conventual, pero pronto se hace evidente que no siente ninguna inclinación por la lectura..., hasta que descubre que existen los libros de cocina, entre los que el de Marco Gavio Apicio ocupará ya para siempre un lugar en su corazón, pues la gastronomía se revela como su auténtica vocación. Su carrera de cocinero le llevará como pinche al hostal La Cruz Dorada, donde su modo de preparar los cangrejos le hará célebre y le granjeará un puesto en la corte del príncipe Wittelsbach. En Munich serán sus empanadas las que arrebatarán a los más selectos comensales, y finalmente su triunfo más rotundo se producirá en Versalles, donde sin embargo le espera también la cárcel.

Belinda Rodik relata no sólo la apasionante carrera de un gastrónomo en la Europa del siglo XVII, cuando los cocineros llegaron a convertirse en moneda de cambio en las relaciones diplomáticas, sino que logra además un excelente retrato de las consecuencias de la Guerra de los Treinta Años y una suculenta obra literaria que hace sentir al lector el aroma, la textura y los sabores de toda una época.

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